Buscar este blog

martes, 17 de enero de 2012

PSICOLOGIA. El cerebro femenino.

EL CEREBRO FEMENINO

Autora : Louann Brizendine, doctora en Medicina y Neurobióloga, profesora de

Harvard y de la Universidad de California.

Editorial : Círculo de Lectores, 2007

298 pág. con una sola ilustración del cerebro.

La autora es una científica de reconocido prestigio que presenta en este trabajo las influencias que ejercen las hormonas sobre el cerebro femenino, con un estilo coloquial y acompañándose de constantes ejemplos protagonizados por mujeres que asistían a su consultas por problemas en su humor o de pareja.

Su espíritu científico queda reflejado en la amplia bibliografía que acompaña al texto (más de 50 páginas de artículos de revistas especializadas) pero en todo el libro no hay ni un término técnico que no explique con sencillez, lo que convierte al texto en un ejemplar que puede leer cualquier persona sin necesidad de tener conocimientos médicos ni de psicología.

Resumen por capítulos.

Introducción: lo que nos hace mujeres.

Antes de iniciar el libro hay una ilustración del cerebro en donde explica la función de cada una de las áreas destacadas y señala que el Cortex Prefrontal, la que regula capacidades de autocontrol, es mayor en las mujeres que en los hombres y madura un par de años antes en ellas que en ellos.

A continuación hace una relación de las hormonas que afectan al cerebro y de cómo lo hacen: Progesterona, Estrógeno, Testosterona, Oxitocina, Cortisol, etc.

En la Introducción hace una revisión histórica de las concepciones más relevantes sobre el cerebro femenino, que es menor que el del hombre pero con el mísmo número de neuronas en ambos. En cuanto a la genética, de los aproximadamente 30 mil genes que hay en el genoma humano, más del 99 % es exactamente el mismo entre hombres y mujeres.

En la actualidad, los avances en tecnología de imagen, permiten estudiar el funcionamiento cerebral, con lo que es posible observar las diferencias entre los cerebros de hombres y mujeres que utilizan en ocasiones distintas áreas para realizar la misma tarea porque no tienen los mismos circuitos cerebrales. Además, reciben diferentes influencias causadas por sus hormonas.

A través de RM (Resonancia Magnética) se ha observado que el Hipocampo (eje de la formación de las emociones) es mayor en las mujeres, al igual que ocurre con los circuitos cerebrales para el lenguaje. En los hombres, en cambio, es mayor el espacio cerebral dedicado al impulso sexual, a la acción y a la agresividad.

El nivel promedio de inteligencia entre ambos es el mismo.

Cap. 1. El nacimiento del cerebro femenino

El cerebro interpreta el mundo y así, configura nuestra vida. Si las sustancias químicas actúan sobre el cerebro, pueden crear realidades diferentes. Al igual que si se produce un daño cerebral puede cambiar nuestra personalidad.

También se ha observado que los cerebros de los machos y la hembras tienen diferente estructura. ”Hasta que tiene 8 semanas de vida, todo cerebro fetal parece femenino; la naturaleza efectúa la determinación del género femenino por defecto….. Las células del cerebro del feto de la niña desarrollarán más conexiones en los centros de comunicación y las áreas que procesan la emoción” (pág. 38).

Las niñas también nacen con un interés especial en la expresión emocional y tienen mejores aptitudes que los niños para leer caras y escuchar mayor amplitud de frecuencias de tonos en la voz humana.

Esto se considera resultado de varios milenios de circuitos genéticos evolutivos que posibilitaron la supervivencia : si se puede leer caras se puede atender mejor a los hijos y predecir conductas agresivas de un macho mayor, por ejemplo. En el mismo sentido se interpreta la conducta resultante de tener mayor dotación de estrógeno que de testosterona : establecimiento de lazos sociales y de comunicación. Las niñas tienen mayor propensión a solucionar los problemas utilizando el lenguaje; al contrario, los niños tienen tendencia a competir y no buscan relaciones sociales. La causa : mayor cantidad de testosterona. “Los científicos opinan ahora que el cerebro típico masculino, que solo tiene un cromosoma X (hay dos X en una niña), queda inundado de testosterona durante el desarrollo y, en cierto modo, resulta más facilmente deficitario en lo social….el exceso de testosterona…….puede acabar con los circuitos cerebrales propios de la sensibilidad emocional y social” .(pág. 47). La testosterona es la hormona del sexo y la agresión.

Pero no todo es biología y hay que reconocer la educación de género, que colabora en esculpir la personalidad. Los científicos no se ponen de acuerdo en hasta qué punto puede modificarse el cerebro que nos da la naturaleza. Lo que sí se observa sin género de dudas es que las niñas no se golpean ni luchan a la manera de los niños. Ellas tienen más aptitudes sociales, empatía e inteligencia emocional. Lo fundamental para ellas es generar comunicación y establecer relaciones.

Cap. 2. El cerebro adolescente.

Durante esta fase de la vida, las oleadas de estrógeno y progesterona en las niñas provoca una necesidad desmesurada de aprobación y miedo al rechazo. También es característico el cambio de sensibilidad dependiendo de la fase del ciclo en la que se encuentre (lo que acompañará a la niña hasta que supere la menopausia). Así, durante “las dos últimas semanas del ciclo, cuando la progesterona es elevada y el estrógeno ha bajado, es más probable que reaccione con irritabilidad creciente y querrá que la dejen tranquila….la confianza de una muchacha en sí mísma puede ser alta durante una semana y pender de un hilo en la siguiente” (pág. 60). “En los últimos días del ciclo menstrual, cuando cesa la progesterona, el efecto tranquilizante desaparece de súbito, dejando al cerebro momentaneamente alterado, estresado e irritable….muchas mujeres dicen que lloran más facilmente” (pág. 71). Esta fase es tan importante que ha merecido un nombre y diagnóstico : TDPM (trastorno disfórico premenstrual) y antiguamente sólo podía tratarse con la cirugía (extirpación de ovarios). Hoy en día el tratamiento más eficaz es la píldora de control continuo de la natalidad, que mantiene moderadamente altos y constantes los niveles de estrógeno y progesterona. El resultado es mayor equilibrio de serotonina y como consecuencia mejor y más estable humor.

La gran oleada de estrógenos que reciben las chicas durante la pubertad las inclina a ser más locuaces y a querer gustar más y preocuparse por su físico. Los chicos no comparten esa necesidad de hablar y es ése uno de los motivos de mayor conflicto. La testosterona es la culpable de que los chicos no necesiten hablar ni buscar relaciones sociales. Las chicas además, intentarán evitar el conflicto para mantener las relaciones. Los chicos, en cambio, suelen disfrutar del conflicto y la competición. Testosterona tienen tanto hombres como mujeres, pero aquéllos producen 10 veces más que éstas.

En esta línea evolutiva se enmarca también el apoyo mutuo entre mujeres. “El cerebro de la Edad de Piedra que hay en ellas está inundado de sustancias neuroquímicas que le piden que se relacionen con otras mujeres para poder ayudarse y proteger a la prole” (pág. 68).

Así pues se observa que las hormonas afectan nuestra vida, tanto de hombres como de mujeres. En relación a éstas, dice la autora que “las mujeres cuyos ovarios producen más estrógeno y progesterona son más resistentes al estrés porque tienen más serotonina (la sustancia química que da sensación de bienestar). Las que tienen menos células cerebrales de serotonina son víctimas de mayor probabilidad de depresión.

Cap. 3. Amor y confianza.

La arquitectura cerebral del amor es la diseñada por nuestros antepasados y transmitida por sus genes a lo largo de millones de años de evolución. Dice la autora que somos un poco más sofisticados que Pedro y Wilma Picapiedra pero que, en lo básico, somos igual.

Ese es el motivo de que en los estudios hechos a lo largo de muchos años y en diferentes culturas se haya obtenido que la preferencia de las mujeres en la búsqueda de pareja sea la estabilidad económica y estatus social más que atractivo físico; es curioso observar lo mismo en algunos animales. Por ejemplo, la hembra del pájaro jardinero, elige emparejarse con el que haya construido el mejor nido.

En cambio, las preferencias de los hombres van más dirigidas hacia la atracción física condimentada con rasgos de salud, lo que significa fertilidad.

Analizando esta diferencia, dice el biólogo evolucionista Trivers, que la causa de que las hembras sean tan cuidadosas en elegir estabilidad y protección estriba en que cuentan con un número de huevos limitado y, asi como un hombre puede preñar a una mujer y marcharse tranquilamente, ella se quedará con 9 meses de embarazo, los peligros del parto, meses de lactancia y años de procurar la supervivencia de su hijo.

Pero en lo que son iguales hombres y mujeres es en que sus cerebros enamorados son tan irracionales en los unos como en las otras.

Los circuitos cerebrales que se activan cuando estamos enamorados igualan a los del drogadicto que ansía desesperadamente su dosis. Algunas áreas cerebrales, como la Amígdala (el sistema de alerta ante el miedo) “se ponen patas arriba cuando los circuitos del amor funcionan a toda marcha ….. el amor romántico es una manera natural de colocarse… los síntomas clásicos son similares a ….drogas como anfetaminas, cocaína y opiáceos…de hecho hay algo de verdad en la idea de que la gente puede volverse adicta al amor” (pág. 93).

Los abrazos y las caricias provocan la liberación de hormonas como la oxitocina o la dopamina, que disparan los circuitos de la confianza y desaparece la ansiedad. 20 segundos son suficientes para abrir esos circuitos, por lo que dice la autora en tono jocoso que si no quieres poner tu confianza en manos de alguien no dejes que te abrace.

Pero ese amor romántico no dura siempre y da paso al emparejamiento a largo plazo, regido por un sistema cerebral que genera paz, calma y comunicación. Esto parece a algunos enfriamiento del amor pero es evolutivo y más sostenible a largo plazo.

Describe un curioso experimento con ratones : “muestran que el acoplamiento sexual libera grandes cantidades de oxitocina en el cerebro de la hembra y de vasopresina en el del macho. Esas dos neurohormonas aumentan los niveles de dopamina –el ingrediente del placer- la cual hace que los ratones queden locos de amor el uno por el otro. Gracias a este vigoroso pegamento neuroquímico, la pareja queda unida para toda la vida.” (pág. 98).

Todo este estado maravilloso se derrumba cuando hay una ruptura amorosa, produciéndose un auténtico dolor, como han demostrado las imágenes cerebrales por escaneo, en donde se ha visto que se disparan los circuitos cerebrales del dolor físico.

Cap. 4. Sexo: el cerebro por debajo de la cintura.

Para que la mujer necesite sexo, ha de encontrarse desactivada la amígdala (centro del temor y la ansiedad). Estudios han demostrado que debe encontrarse cómoda. Así pues, requiere una cierta sofisticación pero la estructura física es sencilla : los nervios del extremo del clítoris comunican directamente con el centro del placer sexual del cerebro. Al estimularlos, provocan la liberación de las sustancias químicas del emparejamiento y el bienestar : dopamina, oxitocina y endorfinas.

La vagina está conectada con el clítoris. El orgasmo femenino corresponde a este órgano, el clítoris, y no hay dos tipos de orgasmo (vaginal y de clítoris) como señalaba Freud.

Justo antes de la ovulación aumenta la sensibilidad en las mujeres a los olores y puede provocarles un mayor deseo sexual ciertas feromonas masculinas. Aquí desmitifica la autora la fidelidad femenina : “las mujeres no están más hechas que los hombres para la monogamia” (pág. 116).

El combustible del amor es la Testosterona, la hormona sexual agresiva, que se produce en los testículos, en los ovarios y en las glándulas adrenales. Esta hormona despierta el Hipotálamo y enciende sentimientos eróticos. Su descenso aminora el deseo sexual. El hombre tiene 100 veces más testosterona que la mujer.

Otra hormona que influye en la sexualidad es la progesterona, que disminuye el deseo sexual y, en algunos casos, es lo que se inyecta a los delincuentes sexuales para que no reincidan.

El cerebro de los hombres tiene el doble de área cerebral para procesar el sexo, mientras que la mujer tiene mayor área dedicada a las emociones. El sexo es tan importante para el hombre como para la mujer la comunicación.

Cap. 5. El cerebro de mamá

La maternidad cambia para toda la vida porque transforma el cerebro de la mujer de forma estructural, funcional e irreversiblemente.

“El suave olor de la cabeza de un niño despide feromonas que estimulan al cerebro femenino para que produzca la poderosa poción del amor –la oxitocina- que a su vez origina una reacción química que induce al deseo de bebé “ (pág. 123). Así se formarán los circuitos cerebrales maternales, que se producirán igualmente en las madres adoptivas.

Durante el embarazo aumento la secreción de progesterona y estrógeno que ayudan a proteger contra el estrés. Otro cambio importante es el que se ha observado con los escáneres cerebrales, que han mostrado que durante la gestación el cerebro de la mujer “se encoge…..y vuelve a la normalidad alrededor de los 6 meses después del parto” (pág. 126).

También se observan cambios neuroquímicos en los cerebros de los padres, como disminución de testosterona y aumento de prolactina. Se cree que pueden deberse a la acción sobre sus cerebros de las feromonas emitidas por su mujer embarazada.

Otra revelación de los escáneres cerebrales es que se activan las mismas áreas en el amor maternal que en el amor romántico. La maternidad es como un estado de enamoramiento.

Cap. 6. Emoción : el cerebro de los sentimientos

Tiene una base biológica el esterotipo cultural de que la mujer es mucho más sensible emocionalmente que los hombres. Éstos “sólo se dan cuenta de que algo va mal cuando ven llorar de veras. Por esta razón las mujeres evolucionaron hasta llorar cuatro veces más facilmente que los hombres, mostrando un inequívoco signo de tristeza” (pág. 145).

Hay un apartado dedicado a la intuición, que es mayor en la mujer y que parece deberse a un tipo de neuronas que facilitan la empatia con los sentimientos de los otros : las neuronas espejo. Estas neuronas capacitan para sentir el dolor ajeno.

También en las mujeres el Hipocampo es ligeramente mayor, por lo que pueden archivar en su memoria más detalles acompañando a sus experiencias. En los hombre es mayor la Amígdala, centro cerebral de la cólera, el miedo y la agresividad. A medida que el hombre envejece y disminuye su secreción de testosterona, la amígdala se vuelve menos reactiva y el cortex prefrontal (centro de autocontrol) aumenta su función, por lo que se enfurecen con menos frecuencia. En las mujeres está más desarrollado el Cortex prefrontal, por lo que tienen menor tendencia a enfurecerse que los hombres.Y no solo eso, el cerebro femenino tiene aversión al conflicto.

En cuanto a la angustia (estado que aparece cuando el estrés o el miedo ponen en funcionamiento la amígdala) y a la depresión, las mujeres tienen una mayor vulnerabilidad a padecerlas. A veces puede ser el estrógeno el interruptor que pone en marcha la depresión en las mujeres proclives a ella. (pág. 159).

Cap. 7. El cerebro de la mujer madura.

La mujer que se desliga de todos, el “cerebro de mamá empieza a desenchufarse” y quiere empezar de nuevo, es una etapa psicológica que tiene una base biológica : la menopausia.

El promedio de edad de su aparición es de 51 años. Se produce 12 meses después de la última menstruación. Para entonces el nivel de estrógeno y de oxitocina han descendido, por lo que ya no tiene esa necesidad de cuidar de los demás. También disminuye el nivel de Testosterona, por lo que su deseo sexual puede bajar drásticamente (actualmente existen muchos remedios para sustituir la testosterona, como parches, píldoras y geles). Los efectos tranquilizantes de la progesterona también disminuyen, por lo que puede serle más dificil controlar la cólera. En contraposición a esto encontramos que ya no está sujeta a los cambios de humor que sufría durante su ciclo menstrual.

Pero antes de ese momento, ha vivido la Perimenopausia, que ocurre a partir de los 43 años, cuando puede empezar a sufrir síntomas de accesos de calor, dolores articulares, irritabilidad, falta de alegría y hasta depresiones.

“Dado que el estrógeno afecta también niveles cerebrales de serotonina, dopamina, noradrenalina y acetilcolina –neurotransmisores que controlan el humor y la memoria- no es de sorprender que cambios notables del nivel de estrógeno influyan en una amplia variedad de funciones cerebrales. En este punto es donde medicamentos como los inhibidores de la recaptación selectiva de la serotonina pueden ser eficaces porque propulsan estos neurotransmisores en el cerebro.” (pág. 166).

En resumen, hay un cambio en la visión del mundo como consecuencia de los cambios químicos que registra su cerebro. “El trabajo y los logros personales pueden ser trascendentales para que una mujer sienta bienestar durante esta transición de la vida” (pág. 177).

“Las hormonas del cerebro forman parte de lo que nos hace mujeres. Son los combustibles que activan nuestros circuitos cerebrales específicos que derivan en conducta y habilidades típicas de las mujeres” (pág. 179).

Continúa la autora exponiendo en este capítulo las investigaciones que se están realizando en la práctica de terapias hormonales, es decir, sustituir la falta de estrógeno con parches, por ejemplo. Al parecer el estrógeno protege el cerebro, pero también es cierto que estas terapias sustitutivas producen muchos efectos secundarios indeseables. Así pues no hay nada definitivo y todo está en debate.

Lo que sí es seguro es que no hay suficiente investigación porque la esperanza de vida creciente de este último siglo es lo que ha permitido llegar a la mujer a esta edad. Esto unido a que cada cuerpo y cerebro es diferente y reacciona de forma muy variada ante los avatares de la vida, es por lo que muchas mujeres ven en este momento una forma de liberación porque “Acaso la vida guarde parte de lo mejor para el final.” (pág. 181).

EPÍLOGO

El futuro del cerebro femenino

Después de algunas batallas ganadas por las mujeres (control de su fertilidad, independencia económica, etc.) pueden introducirse revolucionarios cambios en la sociedad.

Sabe la autora que muchos no desean que se describan diferencias entre hombres y mujeres pero ella cree que es mejor entender de qué modo se configura la química cerebral y como actúa para poder adecuarse mejor. Las mujeres han hecho un gran esfuerzo por adaptarse a un mundo masculino, al fin y al cabo pueden porque sus cerebros están estructurados para ser eficaces ante los cambios. Pero en el siglo XXI tendrán las mujeres, por primera vez en la historia, una posición similar a la de los hombres, pudiendo emplear su cerebro femenino para crear un nuevo paradigma social.

Y, de todas formas, dice, “he optado por subrayar la verdad científica por encima de la corrección política, aún cuando las verdades científicas no sean siempre bien acogidas” (pág. 187).

APENDICE 1

Se aborda el debate de la terapia hormonal y responde a algunas de las preguntas que le formulan frecuentemente.

¿Qué ocurre en mi cerebro durante la Menopausia? Responde que la menopausia propiamente dicha, técnicamente, sólo dura 24 horas, que son las que corresponden al día en que se cumplen 12 meses después de la última regla. Los 12 meses siguientes a este día, se considera Perimenopausia.

El cerebro comienza a perder sensibilidad ante el estrógeno y esto puede disparar una cascada de síntomas que van cambiando : sofocos, dolores articulares, ansiedad, depresión, descenso de la líbido, dificultades en el sueño e irritabilidad.

También se altera la secreción de Serotonina, pudiendo aparecer depresión en mujeres que no la hayan padecido nunca.

Cuando el síntoma es la fatiga, la autora recomienda a la mujer que se haga examinar la tiroides.

Todos los síntomas de este periodo, según ella, pueden tratarse con una combinación de estrógeno, antidepresivos, ejercicio, dieta y una terapia cognitiva de apoyo.

Ante la pregunta ¿Debería tomar hormonas para proteger el cerebro? Y si se toman ¿qué se puede hacer para reducir el riesgo de apoplejía y cáncer de mama? Responde que es un tema controvertido y que si una mujer decide ponerse en tratamiento, ha de estar dispuesta a sufrir el proceso de ensayo-error.

Termina diciendo que además de la protección al cerebro que proporciona el estrógeno, hay numerosas actividades que pueden contrarrestar los efectos del envejecimiento del cerebro : ejercicio físico (andar, bicileta…) y mental (como jugar a las cartas). A medida que el cuerpo envejece, es importante permanecer activos y la clave está en la DIVERSIDAD y no en la intensidad.

¿Qué hacer ante la pérdida de Testosterona? A los 50 años muchas mujeres han perdido hasta el 70% de este combustible que enciende el deseo sexual. En esos años también decrece el impulso sexual en los hombres.

La líbido se restaura con suplementos de testosterona, que ahora empieza a plicarse a las mujeres porque, hasta ahora, solo se había sometido a este tratamiento a los hombres. No obstante no es un recurso mágico, como tampoco lo es el Viagra, a pesar de todas las expectativas creadas por las compañías farmaceúticas.

Los efectos del tratamiento con testosterona son : además del aumento del deseo sexual, hay más agudeza mental, mejor humor y mayor concentración, además de crecimiento de músculos y huesos. Esto desde el lado positivo; como efectos negativos : pérdida de cabello, acné, olor corporal, crecimiento del vello facial y voz ronca.

Todo esto es lo que hay que tener en cuenta si se decide emprender este tratamiento.

APENDICE 2

Se analiza brevemente la depresión postparto que se debe a que algunas sustancias químicas, como la Serotonina, desciende de nivel tras el parto. Recomienda la autora un tratamiento con antidepresivos y psicoterapia.

APENDICE 3

Las variaciones genéticas y las hormonas constituyen la base del cerebro femenino. Una variación que se observa en un 5 y hasta 10 % de la población femenina es la atracción romántica por el mísmo sexo. En los hombres ocurre el doble de veces esta probabilidad.

Es durante la fase fetal cuando se forman los circuitos en lo relativo a la orientación sexual.

M.S.S., 2007

No hay comentarios:

Publicar un comentario