Buscar este blog

sábado, 7 de enero de 2012

PSICOLOGIA. Anatomía del Miedo.

ANATOMÍA DEL MIEDO

Un tratado sobre la valentía

Autor : José Antonio Marina

Editorial : Círculo de Lectores, 2007

255 pág., sin ilustraciones

Resumen del libro por capítulos.

Introducción

Declara el autor su pasión por este tema, y hace un primer acercamiento sobre su sentido histórico, recurriendo al clásico Hobbes, quien descubrió en el miedo el origen del Estado. Está de acuerdo en que “ el miedo es la emoción política más potente y necesaria, la gran educadora de una humanidad indómita y poco de fiar”. Decía el cauteloso Spinoza “Es terrible que el pueblo pierda el miedo” (pág. 10).

En esta introducción declara el autor su tesis : “La humanidad es un proyecto de liberación que brota de unos mecanismos neuronales, es un proyecto valeroso que nace de una naturaleza cobarde” (pág. 12). Y en este libro explica esta definición.

Cap. 1.- Cartografía de los miedos.

Comienza advirtiendo que no hay especie más miedosa que la humana. Esto es así porque solo el ser humano es capaz de inventar amenazas y revivir peligros.

Continúa analizando el miedo y lo primero a destacar es que se trata de un sentimiento que nos sirve de indicador de cómo nos van las cosas y de movilizador.

Del Miedo hay que distinguir la ANGUSTIA, que es un miedo generalizado y sin objeto.

Otra característica del miedo es que se trata de una emoción individual pero contagiosa, es decir social.

Por otra parte, hay que distinguir entre miedos innatos (con los que nacemos, como ocurre por ejemplo con la oscuridad) y miedos aprendidos. También hay miedos normales (cuando es proporcional a la amenaza) y miedos patológicos (cuando hay una alarma desmesurada). Ahora hay que distinguir entre miedo, ansiedad y estrés y comienza diciendo que hay 5 emociones básicas y universales de las que surgen todas las demás : TRISTEZA, ALEGRÍA, FURIA, MIEDO, ASCO.

MIEDO : es un sentimiento desagradable, aversivo e inquieto, con activación de sistema nervioso autónomo (molestias digestivas, respiratorias, cardiovasculares, etc y enlentecimiento cognitivo) ante la presencia de un peligro.

Todas estas características son compartidas por la ANSIEDAD y por algunas enfermedades, como el Hipertiroidismo o a causa de la excesiva ingesta de café.

El miedo es la ansiedad provocada por la anticipación de un peligro y, cuando en realidad no existe peligro, a este miedo lo llamamos ANGUSTIA.

Existe ESTRÉS cuando la presencia de acontecimientos sobrepasa los recursos del sujeto. Es un término más amplio que ansiedad, miedo o angustia, las cuales pueden provocar estrés.

Para Espinoza había dos grandes pasiones : Miedo y su opuesto, la Esperanza (la confianza en que sucederá lo que deseamos, según Luis Vives).

Cap. II. El deseo de intimar

Una de las costumbres más antiguas para huir del miedo es la Sumisión. Es por eso que provocar miedo es muy rentable. Una forma de provocar miedo es mediante la Amenaza.

En este capítulo el autor hace un repaso por diferentes maneras de provocar miedo para conseguir obediencia ciega. Habla del síndrome de Estocolmo, “en el que la víctima llega a valorar positivamente al criminal porque la raptó pero no la mató” (pág. 47). Habla también de las sectas y del acoso (bullying).

Afirma que el miedo humilla y el miedo corrompe. La gran corrupción del miedo ocurre cuando la víctima considera que es un premio la ausencia de castigo.

Una forma de agresión son los gritos. La violencia verbal es una forma de amedrentar. “La manifestación de la furia es una forma doméstica de imponer terror” (pág. 55). Otras formas de intimidar son ridiculizar, avergonzar o humillar.

El antídoto del miedo es la esperanza. Pero cuando no hay esperanza y se cree que no hay salida posible a la situación, entonces el miedo se transforma en pánico o en depresión.

El miedo cumple una función importante en la educación y está en la base de todas las religiones. Y sobre la función política que cumple hay una observación muy interesante : “Los políticos han utilizado con frecuencia el miedo para unificar y enardecer a una nación. El miedo y el odio son rápidos cementos. Las conspiraciones, los enemigos poderosos, las amenazas reales o ficticias unen mucho. Hay además, una conocida ley sociológica según la cual cuando una sociedad siente miedo, aspira a tener un brazo fuerte que la salve y está dispuesta a cambiar libertad por seguridad.....Kurt Goldstein, un psicólogo....que fue testigo de la época hitleriana, escribió : no existe mejor medio de esclavizar a la gente y destruir la democracia que crear en la personas un estado de miedo. Uno de los pilares básicos del fascismo es el miedo.” (pág. 65)

Cap. III.- El polo subjetivo : el carácter miedoso

El miedo es una forma de percibir el mundo. Con la intención de comprender cual es la base neurológica del miedo, el autor hace un breve repaso a la historia reciente de la investigación sobre el funcionamiento del cerebro.

Durante siglos los neurólogos han intentado ubicar las funciones cerebrales en áreas concretas. En 1937 James Papez descubrió las funciones del lóbulo límbico y quien identificó el Hipotálamo como órgano de evaluación emocional fue Paul McLean, 10 años más tarde. A él se debe la teoría de que en el cerebro humano hay en realidad 3 cerebros : el reptiliano, el paleomamífero y el mamífero, entre los que median millones de años de evolución.

Más recientes son las investigaciones del Profesor Rodríguez Delgado, quien provocaba diferentes emociones a partir de la estimulación del tálamo mediante electrodos. Desde hace poco se conocen las funciones de los neurotransmisores y el protagonismo del lóbulo frontal en la regulación de la conducta.

En lo que a sentimientos se refiere, hay dos figuras fundamentales: Antonio Damasio (para quien los sentimientos son la síntesis consciente de una gigantesca cantidad de información sobre nuestro estado) y Joseph LeDoux (para quien todo el cerebro es cerebro emocional). Para este último, “parte de nuestra memoria de los miedos es indeleble. Se conserva en la Amígdala y no se borra con el tiempo” (pág. 83).

El investigador Robert Cloninger sostiene que los rasgos de los distintos temperamentos dependen del nivel de un neurotransmisor particular : la serotonina determina la evitación del dolor o del peligro; la dopamina la búsqueda de novedad, etc. Pero las investigaciones más recientes están de acuerdo en que la herencia genética determina un 50 % de la forma de ser y el resto se debe al aprendizaje.

Genética y aprendizaje. Hábitos que se transforman en carácter. Hay mucho debate sobre todo este tema y una palabra que se ha puesto de moda : RESILIENCIA = la especial capacidad de resistir y reponerse de los traumas que tienen algunas personas.

Hay un gran interés en comprender los mecanismos que subyacen a esta capacidad que tienen algunas personas para sobreponerse ante la adversidad. El autor propone la teoría de Judit Jordan, quien sostiene que esa capacidad se basa en la empatía (empowerment), en la conciencia de la propia capacidad y el aprendizaje de la valentía (pág. 107).

Cap. IV. El polo objetivo : el peligro.

El miedo es la anticipación de un peligro, pero para el miedoso todo son amenazas.

A continuación el autor reflexiona sobre algunas formas de miedo un tanto desconocidas pero no por ello menos importantes o habituales.

-Miedo a las escenas violentas : hay personas especialmente sensibles a situaciones tensas e incluso a gestos o expresiones de furia.

-Miedo a los conflictos : hay personas que eluden enfrentamientos y siguen la política del avestruz y prefieren no saber. Son personalidades pasivas, con tendencia a la procrastinación (dejar todo para el día siguiente por miedo a actuar). En este grupo también suelen haber personas con miedo a lo nuevo y miedo a salir de la rutina.

Hay personalidades que desean que les manden porque la obediencia es el antídoto de la ansiedad.

El miedo a tomar decisiones también podría encontrarse en este grupo. El síndrome de Peter Pan (descrito por Dan Kiley en 1983) podría servir de ejemplo a esta categoría, porque se trata de “personas adultas que eluden responsabilidades y que necesitan que los demás resuelvan sus problemas. Viven en una burbuja donde no hay lugar para el esfuerzo ni para el conflicto” (pág. 121).

-Miedo al aburrimiento : son personas con necesidad constante de excitación.

-Miedo a la soledad : son personas emocionalmente dependientes.

-Miedo al hundimiento de la cultura : son los profetas del desastre y aquí podría incluirse a los integrismos modernos que tienen en su base el temor al caos.

-Miedo a tomar una postura firme : son las personas que no saben decir no. O los que no saben poner fin a una relación ni decir adiós.

Un antídoto a algunos de estos miedos es la Asertividad = capacidad de exponer las propias opiniones o necesidades y defender los derechos sin agresividad. Se trata de una habilidad social que se puede aprender.

Capítulo V.- La angustia y los miedos patológicos.

Uno de los grandes problemas es marcar la frontera entre lo que es normal y lo que es enfermedad.

La psiquiatría sólo trata unas pocas formas de miedo : trastorno de pánico, fobias, estrés postraumático, trastornos obsesivo compulsivos y el trastorno de ansiedad generalizado (la Angustia).

De esta última forma de miedo, la angustia, la principal característica es la rumiación constante de preocupaciones y la dificultad para controlarla. Se desmonta una preocupación e inmediatamente surge otra. En la angustia el organismo está activado por el sistema simpático, es decir, preparado para actuar pero no actúa, lo único que hace es rumiar y hacer planes sin conclusión. El gran remedio de la angustia es la ACCIÓN. Por eso, dice el autor, no cree que sea válido el tratamiento psicoanalítico para curar la ansiedad.

Capítulo VI.- Otros miedos patológicos.

Los trastornos de pánico suelen comenzar con unas sensaciones físicas desagradables que disparan pensamientos inquietantes (miedo a morir). Suele ser un buen tratamiento la exposición gradual a los desencadenantes, a las sensaciones corporales que producen el ataque y a cambiar la manera de interpretarlas.

Sobre las fobias, en general, dice el autor que quien sufre una es frecuente que sufra otras y que está relacionado con la vulnerabilidad global al miedo de esa persona.

Capítulo VII. Las fobias sociales.

Hace una introducción al tema hablando de la cultura occidental basada en el individualismo y que fomenta la personalidad autónoma, dominante, dura, competitiva y agresiva. Frente a esta cultura, presenta la japonesa basada en la interdependencia. También habla de la cultura esquimal, en la que la cooperación es indispensable para sobrevivir.

Continúa haciendo una reflexión sobre la fobia social, que es una timidez invalidante. La terapia de elección es la de exposición seguida por la reestructuración cognitiva, ayudándose de entrenamiento en habilidades sociales.

Termina el autor este capítulo con una carta a sí mismo, dándose 9 consejos :

1.- Distinguir los miedos amigos de los enemigos (los amigos te preparan para afrontar el peligro).

2.- Tú no eres tu miedo (tienes que pedir que respeten tus miedos, como por cualquier otra de tus dolencias)

3.- Hay que declarar la guerra a los miedos enemigos (para lo que hay que tomar una postura activa. Contra los miedos Acción).

4.- Tienes que conocer a tus enemigos y a sus aliados (analizar las falsas creencias que subyacen a los miedos)

5.- No puedes colaborar con el enemigo (reconocer el miedo que hay detrás de algunas excusas que nos sirven para no enfrentarnos a situaciones temidas)

6.- Tienes que fortalecerte (fortalecer el cuerpo y una forma es mediante el ejercicio físico. Dice el autor que las personas con tendencia a la angustia suelen eludir el ejercicio físico).

7.- Háblate como si fueras tu entrenador (anímate a ti mismo).

8.- Debilita a tu enemigo (desarrollando el sentido del humor para desactivar el miedo y exponerse gradualmente, en imagen y en vivo)

9.- Busca buenos aliados (Las redes de apoyo afectivo son la mejor solución ante muchos problemas. Decía Merleau-Ponty que “un hombre vale lo que valen sus relaciones” (pág. 187).

Capítulo VIII. Aparece la valentía.

El autor propone que se distinga entre miedo y ser un cobarde. El miedo es una emoción; la cobardía es un comportamiento. Es una respuesta entra las diferentes que tiene el ser humano, como todo animal ante el miedo : huir, atacar, inmovilidad y sumisión.

Otra cosa es la VALENTÍA, que se mueve en el campo de la inteligencia creadora y que aspira a superar nuestra naturaleza animal.

En este capítulo, José A. Marina hace un estudio en profundidad sobre este concepto, tanto desde el punto de vista histórico como filosófico y su tratamiento a través de la literatura.

Habla de los griegos, de la moral estoica (Epícteto, Séneca) y llega hasta la revolución francesa y el concepto actual en Occidente.

Hace alusión a las virtudes que se consideraron fundamentales por el cristianismo (en realidad eran herencia estoica) : Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza. Estas virtudes hoy las llamamos aptitudes y la que se pone en práctica al actuar con valentía es la Fortaleza.

Por otra parte, no hay que confundir valor con furia, ni con bravuconería. La valentía de la que estamos hablando va ligada a la ÉTICA, es decir, a la grandeza. La “Valentía es la perfección del ser humano” (pág. 213).

La siguiente pregunta está relacionada con la libertad “¿es buena la libertad del malvado que la emplea para hacer daño? ....la libertad es una creación europea. En otras culturas hay otros valores más apreciados : paz, justicia, serenidad, santidad...también nosotros creemos que se debe limitar la libertad cuando están en peligro otros valores” (pág. 214). No nos interesa aquí si el hombre es libre o no. La conclusión del autor es que la libertad es un proyecto de liberación inventado por un ser que nace sin libertad, es decir, que la libertad es una creación social y es necesaria para ejercer la valentía. En resumen, “la valentía es la libertad en acto” (pág. 221). En definitiva, la valentía es un acto ético y no un mero mecanismo psicológico. Por tanto, un carácter miedoso puede llegar a ser una personalidad valerosa, como consecuencia de su libertad.

Capítulo IX.- Elogio y nostalgia de la fortaleza.

Reflexiona el autor sobre la educación ética. Dice que su gran preocupación ha sido siempre saber si por encima del carácter psicológico podemos construir un carácter ético que ayude a pasar de lo que se es a lo que se desea ser.

Hay esperanza porque el carácter se forma mediante acciones (dijo Aristóteles). “El cambio está en la acción, que cambia nuestros sentimientos, que cambia nuestras acciones, que cambian nuestro entorno” (pág. 237). Por eso para Aristóteles la educación consistía en la formación del carácter adecuado y utilizó para su tratado de moral el nombre de ÉTICA, derivado de ethos, que significa carácter.

Continúa en el capítulo, haciendo la observación de que “tenemos que inventarlo todo porque en la naturaleza no hay dignidad. Hay tan sólo una lucha por la supervivencia .....Los humanos estamos constituyéndonos como seres nuevos” (pág. 245).

Sobre las virtudes a desarrollar como necesarias y que son universalmente reconocidas por todas las religiones, se encontró que son : sabiduría, valor, humanidad, justicia, templanza y espiritualidad. A éstas, añade el autor dos virtudes más que le parecen fundamentales : la compasión y el respeto.

La compasión nos hace partícipes del dolor ajeno y nos impulsa a ayudar al que sufre. “Es la avanzadilla que abre paso a la justicia” ....y ”el respeto es el sentimiento adecuado hacia todo lo que es valioso” (pág. 247).

El respeto a uno mismo es un concepto ligado a la dignidad y a la autoestima porque esto no es sencillamente tener una buena idea de uno mismo sino tener conciencia de la propia dignidad.

En conclusión, la valentía va ligada a virtudes de bondad y a la perseverancia, es decir, el mantenimiento del esfuerzo, en contra del dejarse llevar por el deseo inmediato y los caprichos. La valentía está ligada a un sentimiento del deber para organizar el comportamiento libre. Ese sentimiento del deber no hace referencia a un reflejo que se dispara ante la coacción o el miedo, sino ante el compromiso para realizar un proyecto. Por todo esto, la última definición que da Marina de la valentía es :

“la valentía es la virtud del despegue porque nos permite pasar del orbe de la naturaleza, sometido al régimen de la fuerza, al orbe de la dignidad que está por hacer....Es también la virtud de la fidelidad al proyecto....Para que cumpla esas funciones debo transfigurar mis facultades naturales en facultades éticas, la fiereza en valor, la razón egoísta en razón compartida y estos saltos de fase son difíciles” (pág. 255). Se trata pues de un proyecto difícil pero posible, de ahí su grandeza.

M.S.S.

2 comentarios: