EL MISTERIO DE LAS COINCIDENCIAS
Editorial RBA, 2005
299 pág.
Se trata de un libro muy revelador sobre todo por tratar este tema tan cercano a lo místico o lo paranormal viniendo de la mano de un científico muy reconocido en su profesión médica y con una formación académica siempre del lado de la Ciencia.
Cuando una persona de estas características habla abiertamente sobre el misterio de las coincidencias, o de la reencarnación, de budismo y chamanismo, y otros temas de este calibre, nos obliga a abrir la mente porque nos damos cuenta de que no se trata de un loco iluminado sino de un científico con los pies bien puestos sobre la tierra pero que está ávido de saber y no le importa compartir su búsqueda a pesar de que sabe que corre el riesgo de perder credibilidad.
Nos permite acompañarle en su acercamiento al budismo tibetano a través de su atracción irresistible hacia unos dorjes que descubre en unas tiendas tibetanas que, por casualidad, encuentra mientras asiste a conferencias y congresos médicos en Estados Unidos.
Por una sucesión de casualidades, viaja hasta Dharamshala, en donde puede colaborar como médico en un Hospital y llega a visitar el Lamasterio de Namgyal, si bien no pudo entrevistarse con el Dalai Lama porque se encontraba de viaje.
Este viaje le permite investigar sobre los objetos que tanto le atrajeron (dorjes de 4 puntas) y conocer más en profundidad el pensamiento tibetano. Descubre también la significativa similitud entre la cultura tibetana y la inca. Más adelante, cuando pudo visitar en Cuzco el Machu Pichu, pudo conocer el pensamiento inca y la teoría de que los dos ombligos del mundo: Cuzco y el Himalaya.
A medida que va avanzando en el libro, nos introduce en teorías que se desprenden de lo que se conoce de la Física Quántica y nos topamos con ideas que parecen descabelladas pero que resulta que tienen el aval de científicos insignes, algunos de ellos incluso premio Nobel. Es el caso de Pauli, que ayudó a elaborar la teoría de la Sincronicidad (coincidencias significativas) por parte del psicólogo C.G. Jung.
Nos habla, en fín, de efectos que conocemos pero que no sabemos explicar y sin embargo existen. Como es el caso de la gravedad, que sabemos que existe pero no entendemos todavía cómo funciona. Lo mismo ocurría con la energia, hasta que Einstein demostró con su fórmula que existía como existe la materia que podemos tocar.
Al final del libro hay un apéndice que nos facilita información sobre este material tan atractivo pero tan difícil de comprender que es la Física quántica. Llegamos a saber que nuestros cuerpos están formados por células y éstas a su vez están formadas por átomos. Pero eso ya lo sabíamos. Lo interesante comienza cuando se describen las partículas que forman los átomos. Llegamos hasta la teoría de que las partículas que han estado unidas una vez, comparten información inmediata aunque estén cada una en una parte muy distante del planeta (Teorema de Bell).
Son deslumbrantes todos estos conceptos. Lo mínimo a lo que se llega después de leer un poco sobre ellos es a una necesidad incontrolada de saber más, de comprender mejor. Porque, si todas las partículas han estado unidas antes de producirse el Big Bang ¿cómo puede aplicarse aquí ese teorema de que se comparte ya para siempre información a pesar de que pueda mediar una gran distancia entre ellas?
A todo esto hay que unir información muy interesante sobre los genes, sobre el Principio de Incertidumbre, sobre la energía, sobre el tiempo no lineal y libre de nuestros relojes, sobre el universo como mente y nosotros como una simple neurona dentro de ella, sobre el vacío interior de los átomos, sobre los campos mórficos (que pueden echar por tierra las teorías de Darwin), sobre las ideas que flotan en el aire, sobre la inmensidad de casualidades (sincronicidades) que se dan ante algunos descubrimientos científicos (como es el caso de los antibióticos y el Dr. Fleming), el misterio de la Divina Proporción (el número de oro 1,618), el átomo último, la compleja ley de probabilidades...y, la gran mentira: lo que no se puede demostrar, no existe.
Un irresistible deseo de conocimiento te invade tras leer sobre todos estos misterios. El mundo de los átomos fascina ¿dónde estuvieron antes los átomos que forman mi cuerpo?..........Lo importante es no desesperarse ni preocuparse porque lo que yo pueda llegar a comprender lo comprenderé.
Según la tradición Védica, son dos los síntomas que identifican a la persona que se halla en el camino de la Iluminación:
1º Deja de preocuparse
2º Le suceden cada vez más eventos Sincrónicos.
Cuando se repasa la vida, se tiene la sensación de que ha seguido un guión lleno de sentido. Si se presta atención, se observa que multitud de coincidencias o Sincronicidades se han ido engarzando para que las cosas ocurrieran de la forma en que lo hicieron.
Como dicen los sabios y recoge Zancolli: NADA ES AZAR.
M.S.S., 2009
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