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jueves, 9 de febrero de 2012

PSICOLOGIA. La fórmula de la Felicidad.

LA FÓRMULA DE LA FELICIDAD

Autor : Stefan KLEIN (Munich, 1965), doctor en Biofísica, experto en neurociencia y
reconocido periodista científico.
Editorial : Círculo de Lectores, 2006
438 pág. con ilustraciones.


El libro está dividido en 4 partes :
-Primera : analiza qué es la Felicidad y presenta la Fisiología cerebral.
-Segunda : las Pasiones
-Tercera : estrategias para reprogramarse
-Cuarta : condiciones sociales en relación a la Felicidad.

En la Introducción, el autor nos presenta dos premisas fundamentales para adentrarnos en la lectura del libro :
1ª ) hasta hace poco se creía que el cerebro dejaba de crecer hacia el final de la pubertad. Ahora se sabe que cada vez que aprendemos algo se modifican los circuitos cerebrales y se tejen nuevas mallas en la red de neuronas. El cerebro está cambiando constantemente.
2ª) ya no cabe ninguna duda : se puede aprender a ser feliz.

1ª Parte : Qué es la Felicidad.
Comienza este apartado analizando la sonrisa humana, que es universal y se da en todas las culturas, haciendo una distinción importante entre lo que es la sonrisa utilitaria y la auténtica, la que se conoce como la sonrisa de Duchenne, que es la única que expresa la felicidad verdadera y unida a la actividad del músculo orbicular.
Hay 19 tipos diferentes de sonrisa y sólo una es auténtica. No obstante, hay personas que tienen la capacidad de controlar el músculo orbicular y provocarse una sonrisa verdadera a voluntad.
Dice Klein que nuestro cuerpo sabe más que nosotros. Ahí tenemos el ejemplo de nuestro sistema nervioso involuntario y nuestro sistema endocrino, que mantienen el organismo en condiciones óptimas de funcionamiento sin que nosotros tengamos que preocuparnos por nada y solamente notamos algo cuando se produce un desequilibrio.
En el cuerpo se producen las reacciones que nos darán como resultado los sentimientos. En este campo de estudio son muy interesantes las investigaciones de Damasio sobre las emociones y la demostración de que la intuición existe como premoniciones que nosotros mismos no conseguimos explicarnos.
La intuición es anterior al pensamiento y un elemento evolutivo que ayuda a la supervivencia. El cuerpo es más sabio que el entendimiento.
La emoción es un respuesta automática del cuerpo y el sentimiento es la percepción de la emoción a nivel ya consciente. Así pues, los sentimientos (incluida la felicidad) requieren que el cerebro reciba las señales corporales y que sea capaz de procesarlas.
En este sentido se plantea la cuestión de ¿la sonrisa hace feliz? Pues estudios realizados concluyeron que el entrenamiento del músculo orbicular, el que provoca la sonrisa verdadera, conseguía que los voluntarios acabaran teniendo sentimientos de buen humor sin saber por qué.
Del mismo modo que decimos que una imagen vale más que mil palabras, se puede decir que una emoción dice más que mil pensamientos.
Y avanzando en concreto hacia el tema de la felicidad, dice el autor que tenemos una tendencia hacia lo trágico y nos llama más la desgracia que la felicidad. Por otra parte, las desgracias vienen solas, en cambio la felicidad hay que salir a buscarla. “los sentimientos gratos no son una concesión del destino sino que pueden y deben ser resultado de un esfuerzo” (pág. 68).
Hoy sabemos que los sentimientos positivos y negativos se generan en sistemas cerebrales diferentes. No obstante, cuando experimentamos un sentimiento se activan simultáneamente varias áreas cerebrales porque no existe un centro exclusivo del placer y otro del displacer; pero si se sabe que, en general, ante emociones negativas se activa más el lado derecho y ante las positivas se activa más el lóbulo frontal izquierdo.
Se ha observado que cuando se ha producido un accidente vascular en la región cerebral izquierda, los pacientes suelen caer en graves depresiones. Cuando el coágulo se ha producido en la parte derecha, los pacientes viven estados de beatitud permanentes. Lo que no estaría mal si no acarreara también pérdida del sentido de la realidad (hasta el punto de negar la propia enfermedad), añade Klein.
Desahogarse no es suficiente :
En este apartado el autor aborda el tema del control de las emociones negativas, que es uno de los secretos de la felicidad.
Rechaza de plano la psicología popular que sustenta la idea de que dar puñetazos a una mesa es una forma de desahogar la cólera o que llorar es bueno para que se pase la pena. Todo lo contrario se ha demostrado : cuando uno se abandona a la cólera, el furor crece; cuando uno se abandona al llanto, se hunde más todavía en la depresión.
Si retomamos la cuestión planteada del temperamento básico del cerebro (cuando domina el hemisferio izquierdo el sujeto es más optimista; cuando domina el derecho, es más pesimista), nos llevará a la conclusión de que si trabajamos el control de los sentimientos negativos, estamos aumentando la actividad del hemisferio izquierdo aparte de que estamos favoreciendo nuestra salud porque mejora la actividad de nuestro sistema inmunitario.
¿Existe un gen de la felicidad?:
Bajo este epígrafe, el autor analiza esta cuestión de la diferente predisposición de la persona según tenga más desarrollado un hemisferio cerebral que el otro, y termina concluyendo que los genes no son el destino porque nuestro cerebro va cambiando a partir de las experiencias vividas.
La plasticidad del cerebro :
Hasta hace poco se creía que el cerebro no podía cambiar pero se ha descubierto que es el sistema que más capacidad tiene de transformación de todos los creados por la naturaleza.
Dentro del cerebro hay interconexión entre los circuitos, por eso no es importante aquí el eterno problema de si es primero el huevo o la gallina; es decir veo las cosas con más optimismo porque estoy menos deprimido o estoy menos deprimido porque puedo ver las cosas con más optimismo? Da igual. Hay un feedback constante.
Es fundamental la afirmación que ya venía dada por la filosofía antigua de que la Infelicidad se puede controlar y la Felicidad se puede aprender. Escuelas de la antigüedad enseñaban a sus alumnos la práctica de ejercicios para vivir felizmente el presente (carpe diem) y una de las técnicas era la de utilizar la imaginación (como imaginarse viendo el problema propio desde fuera). Hoy se sabe que las representaciones imaginarias son tan válidas como las experiencias reales.
Dice el autor que cuando acabemos de leer el libro nuestro cerebro habrá cambiado porque todo lo que percibimos, pensamos o sentimos deja huella y cambia nuestro cerebro. Esto se sabe desde que en 1999 el neurobiólogo Bonhoeffer pudo observar en directo modificaciones cerebrales.
Así pues, dado que los sentimientos dejan huella en el cerebro, que las emociones positivas lo favorecen y, en cambio, las negativas lo que favorecen es la muerte de mayor número de neuronas, se hace necesario practicar el aprendizaje de la felicidad, de la que los sabios orientales saben mucho y de la que dicen que es producto del esfuerzo y la constancia, no del azar.

2ª Parte. Las pasiones.
Lo primero que hay que distinguir es la diferencia entre Emoción y Sentimiento. Las emociones son programas automáticos que determinan los sentimientos, que ocurren ya a un nivel consciente.
Hace un repaso a los 3 cerebros (reptiliano, mamíferos y primates) que se han ido desarrollando a lo largo de la evolución, teniendo el último de ellos, con el desarrollo de la corteza cerebral, una edad de más de 100 millones de años.
Después describe la fundamental acción de las hormonas, entre las que tienen protagonismo neurotransmisores como la dopamina y la serotonina, que condicionan nuestra vida pero hay que tener en cuenta que “nosotros somos mucho más que la arquitectura de nuestro cerebro y más que las sustancias que circulan a través de él” (pág.139).
La Dopamina : es una molécula muy sencilla pero de efectos muy variados. Es la “molécula del querer”, la que nos pone en marcha e infunde optimismo y autoconfianza.
Contribuye a crear en el cerebro la sensación de euforia.
El efecto del alcohol y la nicotina se debe a que estimulan la secreción cerebral de dopamina. Es éste el mecanismo de acción de todas las drogas pero en el tabaco es donde más claramente se puede observar su acción directa sobre los circuitos de la dopamina. Opina el autor que, una vez se ha padecido una adicción, queda una huella indeleble y la lucha contra la recaída durará toda la vida.
Un déficit de dopamina puede provocarnos desmotivación y abulia; pero la sobredosis también es negativa porque puede convertir el deseo en obsesión y la autoconfianza en megalomanía y llegar hasta el delirio.
Sin embargo, el deseo de llegar a más, de mejorar, es innato. Estamos programados para afanarnos en ir a más. El problema está en que cuando poseemos eso tan deseado, el cerebro se habitúa rapidamente y necesita buscar nuevas metas. El circuito cerebral de la expectativa posee gran fuerza motivacional. Por eso puede ocurrir que, una vez obtenido algo deseado, al desaparecer la fuerza del deseo, puede sobrevenir una apatía total. Desear es el mejor remedio contra el aburrimiento.
El autor relata un experimento sobre la relación entre sorpresa y la secreción de dopamina y se encontró que cuando los sujetos eran sorprendidos por un regalo, aumentaba el nivel de dopamina, activándose como consecuencia la atención y la inteligencia. Se ha concluido que la dopamina es origen de la creatividad y por eso se suele decir que se aprende mejor si al mismo tiempo uno se divierte.
Hay muchas otras sustancias que modulan nuestra vida y emociones, como por ejemplo, la oxitocina y la vasopresina, que controlan la vida sexual de muchas especies. Aquí está la causa tanto de la fidelidad amorosa como de la infidelidad.
La oxitocina es pacificadora, contrarresta la agresividad y fomenta el mutuo afecto. Esta sustancia junto con la vasopresina son las llamadas elixires del amor.
Pero la oxitocina no sólo interviene en la atracción entre los miembros de la pareja sino que también determina el cariño y cuidados a la prole y orquesta los comportamientos sociales.
La amistad :
En este apartado nos describe el autor un experimento hecho con dos grupos de pacientes con cáncer de mama. Ambos grupos eran similares en todo, pero uno de ello complementaba su tratamiento médico con un grupo de apoyo. Se encontró que este segundo grupo registraba un índice de supervivencia doble que el otro grupo.
Al parecer la atención del grupo mejoraba el estado de las pacientes. La soledad pesa mucho y con el contacto humano se hacen más llevaderas las penas.
Ha quedado tan evidenciada la influencia de los sentimientos sobre la salud que ha aparecido una nueva disciplina científica denominada :
PSICONEUROINMUNOLOGÍA, que ha aportado innumerables pruebas de la interacción mente-cuerpo. Ha permitido comprobar, por ejemplo, que las hormonas del estrés (como cortisol) deprimen la actividad del sistema inmunitario. Se ha visto que, en el caso del cáncer, la presencia del estrés no es el origen primordial de la enfermedad pero si tiende a acelerar el crecimiento de tumores.
Por otra parte, la sensación de soledad es debilitadora y por tal motivo es por lo que los grupos de apoyo son tan eficaces. El miedo a la soledad es uno de los más arraigados en el ser humano, calificando el autor de instinto sociable a esa necesidad de buscar compañía que está instaurada en nuestros circuitos cerebrales.
Sin embargo, es cierto el refrán que dice “más vale solo que mal acompañado” porque esta situación genera todavía mayor estrés que la soledad.
Cuando se aleja la sensación de soledad hay una mayor secreción de endorfinas y aquélla es sustituida por la sensación de seguridad. Las drogas liberan endorfinas y por eso dan sensación de seguridad.
-Las Pasiones :
Son las fuerza motriz de la felicidad pero también pueden llevarnos a la desgracia. El arte de vivir consiste en conocer las propias pasiones, asumirlas y disfrutarlas.
Dice el autor que, haciendo un repaso a las sentencias populares, aforismos y otros pensamientos arraigados en nuestra cultura, se pueden extraer las siguientes verdades :
-Los sentimientos positivos son capaces de expulsar a los negativos.
-No hay felicidad duradera pero está en nuestras manos vivir momentos felices más a menudo y hacer durar más tiempo la alegría.
-No importa mucho lo que se vive sino cómo se vive.
Al parecer nuestro cerebro nos invita a permanecer activos y no importa cual sea la actividad ni que no sirva para nada. Hay que hacer lo que sea para evitar la ociosidad que provoca sentimientos de tristeza y desde luego no da la felicidad.
El ser humano necesita moverse. Por eso, la práctica de un deporte, mejora en gran medida el estado de ánimo. Cuando los músculos se activan, el cerebro secreta más hormonas de serotonina y también endorfinas.
También el cerebro busca variedad. Se acostumbra rápidamente a lo conocido y se embotan los sentidos. Por eso es tan agradable recibir una sorpresa feliz.
Por otra parte, hay que tener un interés apasionado por lo que sea, cualquier cosa, porque eso fomenta la alegría de vivir
Finalizando este capítulo, el autor recomienda recurrir a los pequeños placeres (música, un baño caliente, buena comida, etc.) como remedio contra la soledad porque estos placeres excitan la secreción de opioides que compensarán el malestar provocado.
3ª parte : Estrategias de la conciencia.
Comienza analizando la tristeza, que es muy dañina y particularmente la depresión, que es una enfermedad que requiere tratamiento a instaurar lo antes posible. Es éste uno de los grandes males de nuestra época.
Una de las consecuencias de la plasticidad cerebral es que se puede aprender a ser feliz pero también a lo contrario : a ser infeliz.
Así se aprende el “Desvalimiento” descrito por Martín Seligman tras observar en un experimento que los animales habían aprendido a resignarse, a no intentar hacer nada por salir de una situación.
Este sentimiento, el de abatimiento que se resume en “no hay nada que hacer”, se instala con mucha facilidad en el cerebro y luego se retroalimenta por sí mismo.
-El mal humor mata las células grises :
La depresión es un estrés permanente, para el que cualquier nadería es una catástrofe, por lo cual se provoca una mayor secreción de hormonas del estrés. Es un circulo vicioso que termina perjudicando a la sustancia cerebral. Estudios recientes han demostrado que la depresión no sólo se asocia a un desequilibrio de neurotransmisores sino que daña las conexiones permanentes entre las neuronas. Lo peor es que no se sabe hasta qué punto esto ya es irreversible. Dice textualmente el autor que “A medida que se acentúan los sentimientos de desesperanza, se degradan los tejidos del cerebro constantemente inundado de hormonas del estrés, perjudiciales para las neuronas. En caso de que dicho estado subsista demasiado tiempo, las consecuencias pueden llegar a ser catastróficas. Disminuye la cantidad de células grises. Las facultades merman cada vez más y así va girando la espiral hasta hundirle a uno en el abismo” (pág. 301).
Por eso es contraproducente que el deprimido se encierre en sí mismo. No hacer nada es mal remedio para el humor triste y muchas veces la mejor solución es la farmacológica para sacar al cerebro de su pasividad. Luego, se recomiendan actividades sencillas (que no generen estrés) para que ocupen el cerebro y alejen los pensamientos pesimistas. También el ejercicio es muy recomendable, como se ha explicado ya.
La terapia más recomendable para estos casos es la Cognitiva Conductual, que lo que provocará será un cambio de mentalidad. Los pasos de esta psicoterapia son : 1º reparar en las ideas automáticas negativas 2º contraargumentarlas o, si es posible, no permitir que se instalen en el cerebro 3º con el tiempo, las células grises quedan reprogramadas y se dominan las emociones negativas en cuanto aparecen.
A continuación se hace necesario distinguir entre dos conceptos : Felicidad y Satisfacción. La Felicidad está siempre en presente porque coincide con una experiencia; la satisfacción es lo que permanece en la mente y es retrospectiva.
Hay una trampa muy curiosa : la comparación. Puesto que no existe una medida objetiva para la satisfacción, se recurre a la comparación y esto es un error. Decía Montaigne que “Si el hombre no pretendiera nada más que ser feliz, la cosa no sería tan difícil; lo malo es que quiere ser más feliz que los demás, y eso suele ser arduo casi siempre porque tendemos a representárnoslos más felices de lo que son”. Otra reflexión digna de mencionar al respecto es la de Epicteto, que decía que envidiamos al que nos muestran triunfador pero no tenemos en cuenta lo mucho que le habrá costado llegar hasta ahí.
Para terminar este apartado, el autor nos recomienda que nos fijemos, que prestemos atención a lo que tenemos porque no es suficiente con ser feliz “hay que reparar en que uno lo es”. Importa mucho más la actitud interna que lo externo y nos pone como ejemplo a Rosa Luxemburgo, quien a pesar de encontrarse en la cárcel, escribía cartas llenas de poesía y entusiasmo de amor a la vida.

4ª parte: Una sociedad feliz.
Cuando se pregunta en general por el sentido de la vida, se suele responder que está relacionado con ser feliz. En donde no se encuentra correlación es entre mejoras materiales y felicidad (estamos hablando de sociedades con un buen nivel de desarrollo económico).
De diferentes estudios se desprende que no es el PIB sino la equidad en la distribución de la riqueza en donde se halla el secreto de una mayor satisfacción y, como consecuencia, mayor esperanza de vida.
En las sociedades en donde hay grandes diferencias sociales existe un mayor nivel de estrés entre la gente, con lo que disminuye la satisfacción general y aumenta la mortalidad. Es el caso de Rusia, que desde 1989 vio como aumentaba el índice de mortalidad al tiempo que aumentaban las diferencias sociales y la prosperidad era cosa de unos pocos. “Cuando aumentan las diferencias sociales todos pierden, tanto los ricos como los pobres” (pág. 380).
El autor detalla algunas investigaciones hechas en diferentes sociedades y concluye que la Solidaridad es un escudo protector. Se ha encontrado que son más felices los que viven en sociedades en donde se encuentran arropados por una red de apoyo que les hace despreocuparse de los caprichos de la fortuna porque saben que nunca se verán abandonados gracias a su apoyo social. En las sociedades donde se respira solidaridad entre sus miembros funciona todo mejor y hay un mayor nivel de felicidad.
Sin embargo, las sociedades regidas por el egoísmo, donde el sujeto es como una Sociedad Limitada y actúa como una empresa siempre en la búsqueda del mayor beneficio, hay una constante tensión porque cada vez se quiere tener más en una loca carrera por el éxito.
Otros enemigos de la Felicidad son : el desempleo y la ociosidad.
Un último análisis social se refiere a la importancia de participar en las decisiones políticas, como una forma de manifestación de ser dueño de la propia vida. Así, resulta ser la democracia directa la forma de gobierno más sana para la persona.
Describe el caso de Suiza, en donde coexisten varios sistemas políticos y las decisiones no se toman en la capital sino en cada uno de los 26 cantones. Allí, por plebiscito o referéndum se pueden cambiar desde las layes hasta la Constitución.
En resumen, hay una significativa correlación entre participación política y satisfacción porque el ciudadano siente que es dueño de su destino. La clave de los sentimientos gratos, de la propia felicidad y la felicidad colectiva, está en la acción porque una vida feliz nunca es un regalo del destino, hay que trabajar para conseguirla.

EPÍLOGO : seis mil millones de caminos hacia la felicidad.
Ha quedado claro que la felicidad no depende de la edad ni de la inteligencia ni del dinero que se posea, ni de la situación. La felicidad tampoco es la ausencia de infelicidad.
Los últimos descubrimientos sobre la plasticidad del cerebro han aportado datos fundamentales para comprender mejor. Ahora sabemos que podemos robustecer los circuitos que generan los sentimientos gratos. Da algunas claves para terminar :
- Las emociones tienen origen somático y está demostrado que la actividad física mejora el estado de ánimo.
- Mantenerse ocupado le hace a uno más feliz que estar sin hacer nada. El circuito de la expectativa desencadena el placer preliminar tan pronto como tenemos establecida una meta.
- Prestar atención es a menudo placentero y el goce de la atención puede entrenarse.
- Las emociones negativas como la cólera o la aflicción no se deben desahogar. Es más recomendable para restablecer el equilibrio psíquico el autocontrol consciente.
- En la variedad está el gusto y así rompemos la tiranía del hábito.
- Se necesita la libertad para decidir porque el control del propio destino es una condición indispensable para la felicidad. El desvalimiento (la sensación de que no hay nada que hacer) es una sensación insoportable y origina muchos trastornos.

Tras esta recopilación de breves consejos, termina el libro recordándonos el autor que lo más importante para el bienestar es la relación con los demás. Dice que no exageran los que equiparan la felicidad con la amistad y el amor. Es más, la atención que dedicamos a los demás redunda en nuestro propio beneficio.
Pero todo esto son principios básicos y concluye que, en realidad, hay seis mil millones de caminos para encontrar la felicidad, tantos como seres humanos pueblan nuestro planeta.

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M.S.S. 5.5.08

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