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domingo, 29 de junio de 2014

INCÓGNITO. Las vidas secretas del CEREBRO.

INCOGNITO.
Las vidas secretas del cerebro

David EAGLEMAN

 
Fragmentos extraídos de este magnífico ensayo sobre los misterios del funcionamiento del cerebro, y que ahonda en las consecuencias éticas derivadas del cuestionamiento del libre albedrío y las repercusiones sociales de los actuales descubrimientos de la Neurociencia.

-Su cerebro está compuesto por células llamadas neuronas y glías: cientos de miles de millones. Cada una de estas células es tan complicada como una ciudad. Y cada una de ellas contiene todo el genoma humano y hace circular miles de millones de moléculas.
-Una neurona típica lleva a cabo unas diez mil conexiones con sus neuronas adyacentes. Teniendo en cuenta que disponemos de miles de millones de neuronas, eso significa que hay tantas conexiones en un solo centímetro cúbico de tejido cerebral como estrellas en la galaxia de la Vía Láctea
-Somos el único sistema del planeta tan complejo que ha emprendido la tarea de descifrar su propio lenguaje de programación. Imagínese que su ordenador de mesa comenzara a controlar sus propios dispositivos periféricos, se quitara la tapa y dirigiera su webcam hacia su propio sistema de circuitos. Eso somos nosotros
-¿Qué es exactamente un pensamiento? No parece tener peso. También parece efímero e inefable. Nadie diría que un pensamiento tiene forma, olor, ni ningún tipo de representación física. Los pensamientos parecen ser un ejemplo de pura magia....Pero, al igual que las voces, los pensamientos se sustentan en un elemento físico. Lo sabemos porque las alteraciones del cerebro cambian los pensamientos que tenemos.
-Y la materia física es totalmente necesaria para que el pensamiento normal no se detenga. Lesionarse el dedo meñique en un accidente es algo que fastidia, pero su experiencia consciente no será distinta. En cambio, si se daña un trozo de tejido cerebral de tamaño equivalente, puede que cambie su capacidad para comprender la música, identificar a los animales, ver los colores, evaluar el peligro, tomar decisiones, leer las señales de su cuerpo, o comprender el concepto de espejo, desvelando así el funcionamiento extraño y oculto de la maquinaria que hay debajo. Nuestras esperanzas, sueños, aspiraciones, miedos, instintos cómicos, grandes ideas, fetiches, el sentido del humor, los deseos, emergen de este extraño órgano, y cuando el cerebro cambia, nosotros también. De modo que aunque resulta fácil intuir que los pensamientos no tienen una base física, que son algo parecido a las plumas al viento, de hecho dependen directamente de la integridad de ese enigmático centro de control de un kilo doscientos gramos de peso.
-El tú consciente –ese yo que poco a poco vuelve a la vida cuando se despierta por la mañana– es el fragmento más pequeño de lo que ocurre en tu cerebro. Aunque dependemos del funcionamiento del cerebro para nuestras vidas interiores, él actúa por su cuenta. Casi todas sus operaciones quedan fuera de la acreditación de seguridad de la mente consciente.
-Los cerebros se dedican a reunir información y a guiar nuestro comportamiento de manera adecuada. Tanto da que la conciencia participe o no en la toma de decisiones. Y casi nunca participa
-Cuando una idea sale a escena, su circuito nervioso lleva horas, días o años trabajando en ella, consolidando información y probando nuevas combinaciones. Pero usted se la atribuye sin pararse a pensar en la inmensa maquinaria oculta que hay entre bastidores
-El cerebro dirige sus operaciones de incógnito
-Casi nada de lo que ocurre en nuestra vida mental está bajo nuestro control consciente, y la verdad es que es mejor que sea así.
-Puede que le sorprenda averiguar que un tercio del cerebro humano se dedica a la visión. El cerebro tiene que llevar a cabo un ingente trabajo para interpretar sin la menor ambigüedad los miles de millones de fotones que inundan los ojos….. toda visión es una ilusión.
-Los neurocientíficos no fueron los primeros en descubrir que dirigir los ojos hacia algo no garantiza que lo veamos. Los magos lo descubrieron hace mucho tiempo, y perfeccionaron la manera de sacarle provecho
-Como la visión parece requerir tan poco esfuerzo, somos como peces a los que se les desafía a comprender el agua: como el pez nunca ha experimentado otra cosa, le resulta casi imposible ver o concebir el agua…… el cerebro tiene que aprender a ver.
-No sólo la visión y el oído son construcciones del cerebro. La percepción del tiempo también es una construcción.
-La gente no siempre dice lo que piensa, en parte porque la gente no siempre sabe lo que piensa. E. M. Forster lo expresó con humor: «¿Cómo voy a saber lo que pienso hasta que no me oigo decirlo?»
-efecto de la ilusión de verdad: es más probable que crea que una afirmación es cierta si ya lo ha oído antes, sea o no cierta.
-La información se comunicaba en forma de «presentimiento»….el conocimiento consciente de la situación no era necesario para tomar decisiones ventajosas. ….Y, mejor aún, resultó que la gente necesitaba esa corazonada: sin ella sus decisiones nunca serían muy buenas.
-En 1670, Blaise Pascal observó con sobrecogimiento que «el hombre es por igual incapaz de ver la nada de la que surge y el infinito que lo engulle.
-La sinestesia, en sus múltiples variedades, pone de relieve las asombrosas diferencias entre los individuos a la hora de ver el mundo de manera objetiva, y nos recuerda que cada cerebro determina de manera única lo que percibe, o es capaz de percibir. Este hecho nos devuelve al punto principal de este apartado, a saber, que la realidad es mucho más subjetiva de lo que se cree normalmente. El cerebro no registra la realidad de una manera pasiva, sino que la construye de manera activa.
-«Ceguera al instinto»: no somos capaces de ver los instintos que son los mismísimos motores de nuestro comportamiento. Estos programas nos resultan inaccesibles no porque no sean importantes, sino porque son fundamentales. La intromisión de la conciencia no los mejoraría
-Nuestros instintos más arraigados han quedado generalmente fuera del foco de la investigación.. Pero los actos más automáticos y menos esforzados –los que requieren un circuito nervioso más especializado y complejo– han estado siempre delante de nosotros: la atracción sexual, el miedo a la oscuridad, la empatía, la discusión, los celos, la búsqueda de la belleza, el encontrar soluciones, el evitar el incesto, el reconocimiento de las expresiones faciales. Las vastas redes de neuronas que hay debajo de estos actos están tan afinadas que no nos damos cuenta de cómo operan normalmente.
-Cuanto más obvia y natural parece una cosa, más tenemos que sospechar que nos parece así sólo porque se sustenta sobre un inmenso circuito.
-Mi cerebro está haciendo las cosas bien para sobrevivir, ¡y ni siquiera tengo que pensar en ello!» Cierto, es una gran noticia. La parte inesperada es que su yo consciente es el personaje más secundario del cerebro. Es una especie de joven monarca que hereda el trono y se atribuye la gloria del país... sin fijarse jamás en los millones de trabajadores que hacen que la nación funcione.
-El cerebro contiene dos sistemas separados: uno es rápido, automático y está debajo de la superficie de la conciencia, mientras que el otro es lento, cognitivo y consciente. El primer sistema se puede calificar de automático, implícito, heurístico, intuitivo, holístico, reactivo e impulsivo, y el segundo de cognitivo, sistemático, explícito, analítico, reglamentista y reflexivo. Estos dos procesos siempre luchan entre sí.
-La conciencia existe para controlar los sistemas ajenos automatizados, y para distribuir el control sobre ellos. Un sistema de subrutinas automatizadas que alcanza cierto nivel de complejidad (lo que desde luego se puede aplicar al cerebro humano) exige un mecanismo de alto nivel que permita que las partes se comuniquen, administre los recursos y asigne el control.
-¿Tienen conciencia los otros animales? En la actualidad la ciencia es incapaz de responder a esta pregunta de una manera experimental,….pero la conciencia probablemente no es una cuestión de todo o nada, sino que aparece gradualmente.
-Lo más importante que sabemos de los secretos es que mantenerlos no es saludable para el cerebro. cuando los sujetos confesaban o escribían acerca de sus secretos más profundos, su salud mejoraba.
-Como sin duda habrá observado, airear un secreto generalmente se hace porque sí, no para que te den un consejo. Si el que escucha atisba una solución evidente a algún problema relacionado con el secreto y comete el error de sugerirlo, eso frustra al que lo cuenta, pues en realidad lo único que quería era contarlo. El acto de revelar un secreto puede ser en sí mismo la solución.
-¿Hasta qué punto hay que atribuirle alguna responsabilidad a alguien que padece una lesión en el cerebro que no le deja ninguna otra elección? Después de todo, no somos independientes de la biología.
-En la interrelación entre neurociencia y derecho, los casos en los que hay daño cerebral aparecen cada vez más a menudo. A medida que desarrollamos mejores tecnologías para estudiar el cerebro, detectamos más problemas.
-Los pacientes con demencia frontotemporal suelen acabar en los tribunales, donde sus médicos, abogados y avergonzados hijos adultos deben explicarle al juez que el quebrantamiento de la ley no fue exactamente culpa del infractor: gran parte de su cerebro había degenerado, y en la actualidad no hay medicación para detenerlo.
-Debido al papel de la dopamina a la hora de sopesar los costes y beneficios de las decisiones, un desequilibrio en su nivel puede accionar la ludopatía, el comer con exceso y la drogadicción: comportamientos que se originan cuando el sistema de recompensa no funciona bien.
-Quiénes podemos ser comienza con nuestros programas moleculares –una serie de códigos ajenos escritos en cadenas de ácidos invisiblemente pequeñas– mucho antes de que tengamos nada que ver con ello. Somos el producto de una historia microscópica e inaccesible.
            LA CUESTIÓN DEL LIBRE ALBEDRÍO
-Ni siquiera nos molestamos en cuestionarnos la culpa cuando se trata de un elefante de circo que de repente pierde la cabeza. Por el contrario, cuando se trata de seres humanos, el sistema legal se basa en el supuesto de que todos poseemos libre albedrío, y se los juzga en base a esa libertad percibida.
-Desde un punto de vista evolutivo, los cerebros de los mamíferos se diferencian tan sólo en mínimos detalles. Así pues, ¿en qué parte del circuito de los humanos hemos de suponer que se cuela esta libertad de elección?
-La existencia del libre albedrío en el comportamiento humano es el tema de un antiguo y acalorado debate. Aquellos que apoyan el libre albedrío suelen basar su argumento en la experiencia subjetiva directa (considero que he tomado la decisión de levantar el dedo justo ahora), lo cual, como acabamos de ver, puede ser engañoso. Aunque nuestras decisiones podrían parecer fruto de nuestra libre elección, no existe prueba alguna de que lo sean.
-La falta de decisiones libres no se restringe al síndrome de Tourette. También lo vemos en los trastornos llamados psicogénicos, en los que el movimiento de las manos, los brazos, las piernas y la cara son involuntarios, aun cuando desde luego parezcan voluntarios.
-A pesar de nuestras esperanzas e intuiciones acerca del libre albedrío, en la actualidad no hay ningún argumento que demuestre su existencia de manera convincente.
-Mientras que los trastornos psiquiátricos suelen ser el producto de formas más sutiles de patología cerebral, en última instancia se basan en los detalles biológicos del cerebro….. un cambio de terminología, calificando ahora los trastornos mentales como trastornos orgánicos,  indica que los problemas mentales tienen una base física (orgánica) más que una base puramente «psíquica».
-Un sistema legal no puede definir la culpabilidad simplemente por las limitaciones de la tecnología actual. Un sistema legal que declara a una persona culpable al principio de una década y no culpable al final de la misma no tiene muy claro qué significa exactamente la culpabilidad.

-El meollo del problema es que ya no tiene sentido preguntar: «¿Hasta qué punto fue la biología y hasta qué punto fue él?» La cuestión ya no tiene sentido porque ahora comprendemos que es lo mismo. No hay una distinción significativa entre su biología y su toma de decisiones. Son inseparables.
-Lo esencial del argumento es que los delincuentes siempre deberían ser tratados como personas incapaces de haber actuado de otro modo. La actividad delictiva en sí misma debería considerarse prueba de anormalidad cerebral, sin importar si en la actualidad se puede medir o no.
UN SISTEMA LEGAL COMPATIBLE CON EL CEREBRO Y QUE MIRE HACIA EL FUTURO
-Un sistema legal que mire hacia delante tiene que utilizar los conocimientos biológicos para lograr una rehabilitación personalizada, considerando el comportamiento delictivo igual que abordamos otros problemas médicos como la epilepsia, la esquizofrenia y la depresión, problemas para los que ahora se puede conseguir ayuda.
-Naturalmente, no podemos olvidar el temor que todavía anida en el consciente colectivo: las lobotomías frontales. La lobotomía (originariamente llamada leucotomía) fue inventada por Egas Moniz, que consideró que quizá fuera una buena idea ayudar a los delincuentes eliminando sus lóbulos frontales con un escalpelo. Esta sencilla operación corta las conexiones con la corteza prefrontal, lo que a menudo da como resultado importantes cambios en la personalidad y un posible retraso mental. . Las lobotomías frontales, por las que Moniz ganó el Premio Nobel, ya no se consideran un enfoque apropiado para el comportamiento delictivo.
-Pero si la lobotomía detiene la delincuencia, ¿por qué no practicarla? El problema ético gira en torno a hasta qué punto el Estado debe poder cambiar a sus ciudadanos. En mi opinión, éste es uno de los problemas capitales de la neurociencia moderna: a medida que vamos entendiendo el cerebro, ¿cómo podemos impedir que los gobiernos metan las narices en él? Fijémonos en que este problema aparece no sólo en sus formas más sensacionalistas, como la lobotomía, sino en otras más sutiles, como si hay que castrar químicamente a los delincuentes sexuales que reinciden una vez, como se hace actualmente en California y Florida.
-Pero aquí proponemos una nueva solución capaz de rehabilitar sin preocupaciones éticas. La denominamos Gimnasia Prefrontal.
 LA GIMNASIA PREFRONTAL
-La incapacidad de controlar los impulsos es el sello característico de la mayoría de los delincuentes del sistema carcelario.  Generalmente conocen la diferencia entre el bien y el mal, y comprenden la seriedad del castigo, pero se ven atados por su incapacidad para controlar los impulsos.
-La ciencia de la gimnasia prefrontal todavía está en sus primeras fases, pero tenemos la esperanza de que el enfoque represente el modelo correcto: está bien fundamentado en la biología y la ética al mismo tiempo, y permite que una persona se ayude a sí misma para mejorar la toma de decisiones a largo plazo. Al igual que cualquier intento científico, podría fracasar por cualquier razón imprevista. Pero al menos hemos alcanzado un punto en el que podemos desarrollar nuevas ideas en lugar de asumir que la encarcelación es la única solución práctica.
-Este arraigado mito de la igualdad humana sugiere que todas las personas son igualmente capaces de tomar decisiones, controlar los impulsos y comprender las consecuencias. Aunque la idea es admirable, simplemente no es cierta. , la gente no llega al mundo con las mismas capacidades. La genética y la historia personal moldean el cerebro con resultados muy distintos.
SENTENCIAS BASADAS EN LA MODIFICABILIDAD
-Especulo que algún día seremos capaces de basar los castigos en la neuroplasticidad. Hay gente cuyo cerebro es más capaz de responder al condicionamiento clásico (castigo y recompensa), mientras que otros –debido a la psicosis, la sociopatía, un desarrollo anormal frontal u otros problemas– son refractarios al cambio.
-Hoy en día, las personas feas reciben condenas más largas que las atractivas; los psiquiatras no tienen manera de saber qué delincuentes sexuales volverán a reincidir; y nuestras cárceles están sobrepobladas de drogadictos a quienes sería más útil rehabilitar que mantener confinados. Así pues, la manera en que hoy en día se dicta sentencia, ¿es mejor que un enfoque científico y basado en las pruebas?
DEL DESTRONAMIENTO A LA DEMOCRACIA
-Vimos que el cerebro puede operar de manera muy distinta cuando se ve transformado por una apoplejía, un tumor, los narcóticos o cualquier suceso que altere su biología. Ello sacude nuestras pueriles nociones de responsabilidad.
-¿Recuerda que antes dijimos que si es portador del cromosoma Y tiene un 8,28 % más de probabilidades de cometer un delito violento? Se trata de un dato, pero la cuestión fundamental es: ¿por qué no todos los varones son delincuentes? Es decir, sólo un 1 % de los varones están en la cárcel.
-Comenzaron a preguntarse si existen genes para la depresión. Cuando emprendieron la búsqueda, descubrieron que la respuesta es «más o menos». Averiguaron que hay genes que predisponen, y si finalmente sufre de depresión depende de los sucesos de su vida.
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  -Como escribió Leslie Paul en The Annihilation of Man: Toda vida morirá, toda mente se extinguirá, y todo será como si nunca hubiera ocurrido. Para ser honesto, ésa es la meta hacia la que se dirige la evolución, ése es el final «benévolo» de la furiosa vida y la furiosa muerte. (...) Toda vida no es más que una cerilla que se enciende en la oscuridad y vuelve a apagarse. El resultado final (...) es privarla completamente de sentido.
Qué obra maestra tan desconcertante es el cerebro, y qué suerte tenemos al pertenecer a una generación que posee la tecnología y la voluntad para poder estudiarlo. Es lo más asombroso que hemos descubierto en el universo, y somos nosotros.


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